Ex primer ministro italiano y magnate de los medios estaba internado en un hospital donde era atendido por complicaciones derivadas de una leucemia mielomonocítica crónica
12 de junio de 2023
MILAN – El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi falleció el pasado lunes a las 9:30 a.m. hora de Milán (7:30 GMT) en el hospital San Raffaele, donde había sido ingresado el viernes pasado debido a complicaciones de salud relacionadas con la leucemia que había estado padeciendo durante algún tiempo. Sus problemas de salud se intensificaron durante el fin de semana, precipitando su desenlace. Berlusconi, de 86 años, había sido dado de alta hace tres semanas después de una hospitalización de 44 días por una pulmonía. Tras su fallecimiento, su hermano Paolo Berlusconi llegó al centro de salud, seguido minutos después por sus hijos Marina, Eleonora, Barbara y Pier Silvio.
Silvio Berlusconi fue una figura multifacética en la vida política y empresarial italiana. Empresario de la construcción, magnate de las telecomunicaciones, presidente del club de fútbol AC Milan y primer ministro con el récord de permanencia en el cargo, Berlusconi generó tanto amor como odio entre los italianos. Fue admirado y temido, considerado un genio de los negocios por algunos, pero también se le acusó de tener vínculos con la mafia.
A medida que llegaba al ocaso de su vida, Berlusconi adoptó el papel de un líder sabio y moderado, capaz de frenar los arrebatos autoritarios de sus herederos políticos, Giorgia Meloni y Matteo Salvini. Incluso sus adversarios históricos llegaron a elogiar y respetar a este hombre que dividió a los italianos como nadie más lo hizo en más de 70 años de vida republicana. Su transformación de populista a líder respetado fue sorprendente, siendo comparado con el expresidente estadounidense Donald Trump.
Nacido en Milán el 29 de septiembre de 1936 en una familia de clase media, Berlusconi vivió una vida llena de escándalos que ha sido objeto de numerosos relatos y especulaciones. Desde sus años de juventud, donde se le atribuyen anécdotas y experiencias que en su mayoría resultan difíciles de verificar, como ser ayudante de proyección en un cine, cantante a bordo de cruceros, vendedor de escobas puerta a puerta y estudiante de intercambio en la Sorbona de París.
Tras graduarse en la Universidad de Milán, Berlusconi se embarcó en un ascenso empresarial que comenzó con negocios inmobiliarios y especulación financiera para luego adentrarse en el mundo de los medios de comunicación. Desde un pequeño canal de cable hasta el imperio multinacional de Mediaset, Berlusconi se convirtió en uno de los hombres más ricos de Italia, con un patrimonio estimado en 7.000 millones de dólares. Sin embargo, fue su presidencia en el AC Milan lo que le otorgó verdadera popularidad.
No obstante, este ascenso estuvo marcado por varios puntos oscuros. Se le vinculó con la logia P2, una organización clandestina liderada por Licio Gelli que buscaba subvertir el Estado italiano, y también se le acusó de tener lazos con la mafia. Durante los años 70, un asesino múltiple afiliado a la Cosa Nostra, Vittorio Mangano, trabajó en una de las propiedades de Berlusconi. Además, su brazo derecho histórico, Marcello Dell’Utri, fue condenado en 2014 por ser el intermediario entre la mafia y el propio Berlusconi.
A principios de los años 90, Berlusconi ingresó en la política, aprovechando el escándalo de corrupción conocido como «Mani pulite» que afectó al líder socialista Bettino Craxi, quien había sido su padrino político y había favorecido su ascenso empresarial desde el gobierno. Berlusconi se presentó en las elecciones de 1994 prometiendo una «revolución liberal» y frenando el supuesto avance de los «comunistas». Su estrategia política se adelantó a su tiempo y utilizó argumentos similares a los de las derechas contemporáneas.
Detrás de sus discursos, el objetivo de Berlusconi era proteger su imperio empresarial, que estaba cargado de deudas y evitar posibles investigaciones. Esto desencadenó un conflicto de intereses masivo que marcó su carrera política y doblegó la democracia italiana a sus intereses judiciales y corporativos.