«Estoy convencido de estar haciendo lo que debo», dijo el dirigente radical después de las críticas que recibió al ser enviado por Alberto Fernández a España.
Con un extenso texto publicado en su cuenta de Twitter, el dirigente radical Ricardo Alfonsín ensayó una defensa de las críticas recolectadas después de que el presidente Alberto Fernández le ofreciera ser embajador en España. «La responsabilidad que me tocará ejercer es una responsabilidad de Estado. Estoy convencido de estar haciendo lo que debo», aseguró el hijo del fallecido presidente Raúl Alfonsín.
El presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, había dicho más temprano: «Nada más lejos de los valores y principios que pregonó Raúl Alfonsín que formar parte de un gobierno que tiene marcado a fuego el ADN del kirchnerismo». Ante esto, Alfonsin recordó que su padre «designó embajadores del Partido Justicialista y nunca les pidió que dejen su bandería política».
Al aceptar el cargo, Alfonsin afirmó que decide «apostar por una democracia respetuosa de la pluralidad de ideas y donde la representación del Estado, en democracia, constituya un deber de la dirigencia». Alfonsín sustituirá en la embajada madrileña a Ramón Puerta, un peronista amigo de Macri, que ocupó la jefatura diplomática desde 2015.
EL COMUNICADO DE ALFONSÍN:
«Tal como se hizo público, el Presidente de la República me reiteró la propuesta para desempeñarme al frente de la Embajada de nuestro país ante el Reino de España. Luego de hablarlo con distintos dirigentes del partido, con muchos de quienes no compartimos posiciones sobre el escenario político pero sí un profundo respeto, decidí aceptar la propuesta del Dr. Alberto Fernández.
«La responsabilidad que me tocará ejercer es una responsabilidad de Estado. Estoy convencido de estar haciendo lo que debo: mientras parece que nos acercamos peligrosamente a la fractura de la sociedad por dirigentes que no hacen más que estimularla con posiciones irreductibles, decido apostar por una democracia respetuosa de la pluralidad de ideas y donde la representación del Estado, en democracia, constituya un deber de la dirigencia.
«No es la primera vez que ocurre algo así: el presidente Alfonsín designó embajadores del Partido Justicialista y nunca les pidió que dejen su bandería política. Asimismo, el propio Alfonsin representó al Estado en el diálogo político en Venezuela durante las presidencias de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. Y no dejó de ser radical por hacer lo que cualquier hombre con sentido de Estado hubiera hecho.
Lo mismo hizo un respetadísimo dirigente como Raúl Alconada Sempé, durante la presidencia de Kirchner representando al país en una misión en Bolivia. «Soy consciente: en medio de esta ‘grieta’ que nos impide desarrollarnos como Nación, esta decisión también genera posturas encontradas. Las respeto a todas, así como espero se respete una decisión tomada desde la más profunda honestidad y con el mayor sentido patriótico. «Acepto la propuesta del Sr. Presidente con agradecimiento por su confianza y por su ejemplo de amplitud; y con la expectativa de poder trabajar en al promoción de nuestras empresas y pymes, de nuestra capacidad de generar valor, de nuestra ciencia, de nuestra diversidad territorial y productiva y en la agenda común d realidades, desafíos y sueños que compartimos Argentina y España.
«Es tiempo de afianzar los lazos con la Unión Europa para, en esa cooperación, fortalecer el Mercosur; de luchar juntos contra el cambio climático, de encontrar alternativas que nos permitan revertir el fenómeno común de la despoblación; de afrontar de manera inteligente el nuevo mundo del trabajo; de coordinar estrategias contra la violencia machista que corroe nuestras sociedades; de avanzar en la igualdad de derechos y de colaborar en el afianzamiento de una gobernanza global que extienda por todos lados el Estado de Bienestar que necesitamos recuperar y modernizar para que el siglo XXI no sea el de la restauración de las tiranías, sino el de la conquista de más democracia, más libertades y más igualdad».