Como ya nos tiene acostumbrados, la presidenta de Madres de plaza de Mayo, brindó un discurso cargado de una agresividad pocas veces vista, y se mostró contra Macri y Estela de Carlotto.
Apareció sentada en el acoplado de un camión, junto a dirigentes kirchneristas como Anibal Fernández, dirigentes sindicales como Roberto Baradel, en lo que demostraba algo que solo restaba que Hebe reconozca. No es una dirigente defensora de los derechos humanos, es una fanática kirchnerista, por cierto, bastante maleducada.
En su lamentable y agresivo discurso, se dedicó a insultar al presidente Macri, y (sin mencionarla) a Estela de Carlotto.
Bonafini, hoy ha dicho lo que ya era más que obvio. Es una militante kirchnerista, que sobrepasa el fanatismo. Aseguró que hace rato que dejaron de ser una organización de derechos humanos…»Somos una organización política y nuestro partido es el kirchnerismo»
Ratificó así su alineamiento con Cristina Kirchner , cuyo gobierno la benefició con la cesión de $ 1295 millones -según datos de la Auditoría General de la Nación- para la construcción de viviendas sociales, a través del polémico programa Sueños Compartidos.
Esto, no es negativo en sí mismo ni mucho menos, ya que la pertenencia o simpatía o militancia política no tiene nada de malo, sino todo lo contrario, ya que la persona al militar o defender algún ideal, se compromete y adquiere un protagonismo que (la mayoría de las veces) es sano para el ejercicio de la democracia en el país.
Lo que no nos parece saludable, es escudarse en una organización de derechos humanos para llevar agua al propio molino, y de manera artera tratar de adjudicarse la titularidad de la lucha o defensa de los mencionados derechos como patrimonio de un sector en particular, para lograr un egoísta beneficio.
«Basta de ser democráticos para ser buenitos: me cago en los buenos. No soy buena. No podemos ser buenitas, no podemos no insultar», vociferó Bonafini, en referencia a la discusión que mantuvo a través de los medios en las últimas horas con Carlotto.
Bonafini había acusado a Carlotto de “traidora” por haberse sentado con la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, a la que tildó de asesina…«Jamás negociaremos con estos asesinos, jamás nos sentaremos en un sillón ni cerca«. Y aprovechó la oportunidad para insultar al presidente.
«Desde que entró al poder dije que Macri es un dictador. Es un reverendo hijo del mil putas y un dictador», vociferó Bonafini.
Por último, volvió a hacer referencia a su pertenencia kirchnerista, diciendo: «Las Madres nunca jamás vamos a dejar de ser leales al proyecto nacional y popular que Cristina y Néstor (Kirchner) dejaron en nuestras manos», adjudicándose una suerte de herencia de Kirchner, y sin querer, dejando a Cristina en situación de retiro.
En fin, más de lo que la señora Bonafini nos tiene acostumbrados.