Chascomús: La accesibilidad como prioridad

La ciudad crece frente al desafío de hacerlo de manera planificada y ordenada atendiendo las problemáticas de una sociedad diversa.

16 de septiembre de 2025

CHASCOMÚS –   La cuestión de la accesibilidad de las ciudades ocupa la agenda de las sociedades modernas que reconocen el derecho de todas las personas a vivir con autonomía, entre otras cosas, para la circulación, más allá de su condición física.

La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad las define como toda persona con alguna deficiencia motriz, sensorial, intelectual o mental, que no pueden participar de manera plena y en igual condiciones en la vida social porque encuentran barreras que se los impide.

Una ciudad se vuelve accesible cuando elimina las barreras materiales y simbólicas que impiden el pleno ejercicio de ese derecho de todos sus habitantes a desplazarse, transitarla y disfrutarla. A las personas con discapacidad debemos sumar aquellas adultas mayores con alguna dificultad típica de esa etapa de la vida, o simplemente, toda persona con alguna limitación temporal.

A partir del relevamiento que desde mayo realizan los Promotores del Espacio Público, en los barrios recorridos hasta el momento (Centro, San José, Fátima, El Hueco, La Noria Chica), entre el 30% y el 40% de los frentes no tienen vereda, mientras que entre el 10% y el 25% de las veredas se presenta en mal estado o con roturas. Estos porcentajes no incluyen aquella que tienen elementos que obstruyen el paso como bancos, canteros, macetas, desniveles con escalones o postigos que abren por fuera de la línea municipal.

A partir del diálogo que estos trabajadores mantienen con los vecinos y vecinas que se prestan a la charla, emerge el desconocimiento sobre las obligaciones que les compete en tanto frentistas, a partir de la normativa vigente.

Construir la vereda de acuerdo a las normas establecidas en el Código de Planeamiento Urbano y su posterior mantenimiento, es responsabilidad del propietario o usuario del inmueble. La vereda es parte constitutiva del espacio público, es decir, es responsabilidad del frentista pero propiedad de todos. Lo mismo sucede con las zanjas de desagües, aquellas que ya no cumplen su función deben ser tapadas por el mismo frentista.

La vereda en condiciones invita a caminar de manera segura, reduce el riesgo que representa circular por la calle tanto para peatones como para personas vulnerables. Para ello es fundamental que cuente con un volumen libre de riesgo mínimo de 1,5 metros, mensurable desde la línea municipal hacia la calzada. La obligación del frentista existe independientemente del material de la misma, es decir, si es calle de tierra, asfalto u hormigón.

Chascomús inició el proceso de conversión a ciudad accesible a pesar de las dificultades culturales y presupuestarias. Además de las sendas seguras y el centro comercial, actualmente avanza en la construcción de vados en un circuito de calles que comprende Av. Lastra y calle Mitre, como así también en toda obra de asfaltado de barrios y calles.

Hablamos de problemas culturales porque hay quienes se animan a responder que por su calle “no pasa nadie en silla de ruedas”, o “voy a hacer la vereda cuando la Municipalidad asfalte”. Además de ser una apreciación errónea y punible es indiscutiblemente insensible.

La ciudad habla de sus habitantes, de sus costumbres, sus hábitos, sus maneras de habitarla y sus maneras de vincularse. Se trata de una construcción social, cada acción, cada decisión en el espacio público que nos toca cuidar, impacta en la vida de los demás. Es importante la participación ciudadana también en este tema, porque la ciudad que queremos, esa que soñamos y que nos enamora, se construye entre todos.

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