Lamentablemente tenemos que volver a publicar una noticia de esta índole, luego que algunos vecinos nos hacen llegar las fotos que grafican la obra de algunos estúpidos desconocidos, que en nombre de su idiotez se creyeron con el derecho de pintar las macetas que hace poco se colocaron en el acceso a «La Bajadita», con una consigna que promueve la plantación de marihuana.
En primer lugar, los que han hecho esto, cometen el delito de dañar el patrimonio público, y deberían ser castigados por eso, pero además, y aunque no les guste, aún en nuestro país la plantación de marihuana es un delito, por lo que también incurren en «apología del delito», lo que agrava aún más la torpe, e imbécil actitud.
Va siendo hora que se comiencen a castigar estos actos de vandalismo, como cuando queman algún contenedor, o rompen luminarias en el parque, o pintan el lugar que se les venga en gana: Paredes, macetas, paseos públicos, etc.
Habría que explicarle a estos descerebrados, que si quieren perjudicar al gobierno local, lo único que consiguen con esto es atentar contra toda la sociedad. Inclusive contra sus propios padres. Aunque los autores, dado su conducta enferma, probablemente no entiendan explicaciones medianamente normales.
Consultadas las autoridades, nos han confirmado que se pudo observar a tres jóvenes a los que se estaría por identificar, y que serían los responsables de otros hechos recientes. Esperemos que se dé con ellos, para que se los pueda multar como corresponde, y si son menores, los padres deberían hacerse cargo.
Pero nosotros, al margen de lo que deban hacer las autoridades, tenemos que empezar a castigar con la condena social a quienes tienen estas conductas, denunciándolos y no haciéndonos los desentendidos si vemos algo de este tenor.
Da tristeza, ver estos hechos, pero también mucha rabia e impotencia. Ojalá se sepa quienes fueron, y se difundan sus nombres y apellidos. SEAN LOS QUE SEAN. Y si quieren expresar su subnormal rebeldía, que lo hagan en su propiedad, o como se decía hace tiempo «andá a hacerte el rebelde a la casa de tu abuelita»