Sucedió durante la noche del sábado. Alrededor de las 21hs. El Lugar, las «Cabañas Aramis», ubicadas en Gonzalez Chávez entre Azul y tres arroyos, de la localidad de Chascomús.
Las cabañas, son alquiladas y administradas por un funcionario del gobierno, no obstante el dueño de las mismas vive en una de ellas. En la noche del sábado, estaban con su mujer, preparando unas pizzas a la parrilla en el quincho, que se encuentra a escasos quince metros de la cabaña que habitan.
Ya en el quincho, y por cenar, en un momento, Carlos Lasserre, el hombre en cuestión, fue a buscar algo a la cabaña, y se sorprendió al ver las cortinas en el piso. También notó la ventana, abierta, y sujetada con un palo… (se abre hacia arriba). Ahí se dio cuenta lo que estaba pasando. Probablemente el ladrón estaría todavía adentro. Fue por su arma (posee portación) y recorrió la casa, pero ya no había nadie.
Mejor. Todo pudo haber terminado demasiado mal. Unos minutos salvaron al delincuente, y a la indignada víctima de cometer una locura.
¿El saldo?: Una cartera robada. Un Iphone y otro celular, y más de 15.000.- pesos en efectivo. Obviamente que a esto se le suman todos los documentos, registro de conducir y tarjetas que habían en la billetera, y que representarán otro trastorno a la hora de tener que renovarlos.
Increíble que pasen estas cosas. Evidentemente el delincuente, obnubilado por su idiotez, por su drogado cerebro, o por la estúpida impunidad con que se mueven, se atrevió a esconderse hasta que la pareja se dirigió al quincho, a tan solo quince metros de distancia, y se aventuró a entrar, y robar, con descaro, y un grado insólito de temeridad, sin saber, o suponer que estuvo jugando con fuego. Que justamente Lasserre es una persona entrenada y que zafó de algo que le habría costado muy caro.
Párrafo aparte para la falta de controles, aunque las chicas de la policía que acudieron al llamado «se portaron excelente» como dijo el mismo Lasserre. Otra cosa increíble: Por la noche, el lugar es una boca de lobo. No hay luces, y nada se ha hecho para solucionarlo. Ni teniendo en cuenta, que quien administra las cabañas es Leandro Bordalecou: militante, amigo y funcionario del gobierno de turno, pero no se dignan a reparar las luces o cambiar algunas luminarias… ¿Qué queda entonces para los vecinos de a pie (como a algunos les gusta llamarlos) si no atienden a sus propios amigos?. También lamentable.
Pero lo peor de todo, es que con esta desatención, esta inseguridad, este desamparo al que nos tienen sometidos como sociedad y desde hace años, poco a poco van transformando a Chascomús en lo que ninguno quiere. Poco a poco, van sumándose cosas que antes eran impensadas para la ciudad, como los arrebatos, los motochorros, los robos más violentos cada día, o tan descarados como este hecho, donde las cosas pudieron terminar realmente muy pero muy mal.
Y de a poco, nos hacen vivir en un estado tal de paranoia, que nos terminan convirtiendo en algo que no somos. Lasserre es un vecino común, que llegó también a Chascomús buscando tranquilidad, hace 10 años. Buen tipo, padre de dos nenas. Vino del sur del conurbano, por temas de inseguridad entre otras cosas, y resulta que paradójicamente aquí, en el supuesto paraíso le robaron más de cinco veces. (en Lomas, nunca le habían robado).
Esto es exclusiva responsabilidad de las autoridades. Nos llevan a una situación impensada y horrible. Y el tiempo pasa, pero al parecer nada hacen para solucionar este problema. Luego, cuando una persona abrumada, hastiada, y acorralada reacciona, salen con una imbécil facilidad a hablar de «gatillo fácil».
Habrá que tomar nota de estas cosas, y pensar bien, en manos de quien tenemos algo tan importante como la seguridad. Sino, llegará el momento que el caos no pueda revertirse. Esperemos estar a tiempo.