La picadura de un mosquito no solo es molesta y dolorosa, además es peligrosa porque puede transmitir muchas enfermedades y eso supone un coste enorme en la salud humana y las economías.
Y debido a este elevado coste, muchas veces las vacunas y los medicamentos eficaces están disponibles para unos pocos, por lo que el principal medio para controlar estas enfermedades es intentar controlar los mosquitos que las transmiten.
Pero los métodos tradicionales de control, como los insecticidas, se han vuelto menos efectivos y aceptables, así que se han buscado métodos alternativos , entre estos están los basados en manipulaciones genéticas.
Pero estos métodos no siempre acaban de la manera esperada. Un artículo publicado en Nature Sientific Reports resumió los resultados de un ensayo experimental para reducir la población de mosquitos en Brasil, puesto en marcha en el 2013 en la microrregión de Jacobina en Bahía, Brasil.
La compañía británica de biotecnología Oxitec, fue la autora del experimento que intentó durante 27 meses, reducir la población local de zancudos en un 90%.
Como parte del experimento fueron soltados intencionalmente 450.000 ejemplares genéticamente modificados, pero terminó en fracaso y posiblemente llevó a la propagación de un híbrido aventajado biológicamente.
Los mosquitos liberados por la compañía son del tipo OX513A, una versión transgénica del ‘Aedes aegypti’, la cual combina una especie oriunda de México con otra de Cuba, que según el experimento, portarían un gen dominante que volvería infértil la descendencia en la primera generación.
También la marcaría con una proteína verde fluorescente, el objetivo básico era frenar la propagación de enfermedades transmitidas por sus picaduras, como la fiebre amarilla, el dengue, el zika y la artritis chikungunya.
Pero la naturaleza siempre encuentra un camino para superar las limitaciones artificiales. El biólogo estadounidense Jeffrey Powell, autor principal del estudio sobre la eficacia del experimento, explicó en un comunicado:
“La afirmación era que los genes de la cepa soltada no entrarían en la población general, porque la descendencia habría muerto. Eso, obviamente, no fue lo que sucedió”
Gran parte de los insectos con modificaciones genéticas soltados en Brasil procrean exitosamente en lugar de extinguirse en la primera generación.
En un informe inicial dado por Oxitec se decía que solo del 3 al 4% de la descendencia ‘infértil’ llegaba a la madurez y que era demasiado débil para procrear. Pero según los científicos, estas estimaciones están equivocadas.
De los ejemplares analizados, entre el 10 y el 60% tenían en su genoma algo heredado del OX513A. Y si bien en un principio, la tecnología parecía funcionar al reducir la población, aproximadamente 18 meses más tarde resultó completamente contraproducente y la cantidad de mosquitos en la zona volvió a los niveles previos a la prueba.
Pero lo peor es que algunos mosquitos transgénicos incluso mostraron indicios de un “vigor híbrido”: una situación en la que la diversidad genética introducida artificialmente hizo que estos insectos produjeran una población más robusta y resistente.
El equipo de Powell catalogó este fenómeno como “discriminación de apareamiento”, una hipótesis que dice que las hembras optaron por no aparearse con los machos genéticamente modificados, por ser “más débiles”
La respuesta de la empresa Oxitec es que los investigadores han formulado “numerosas afirmaciones y declaraciones falsas, especulativas y sin fundamento sobre la tecnología” y afirma que en el artículo no se identificó ningún “efecto negativo, perjudicial o imprevisto” del experimento.
La afirmación sobre la “discriminación de apareamiento”, también fue puesta en tela de juicio, ya que según la empresa nunca ha ocurrido en ninguna de las liberaciones de un total de 1.000 millones de mosquitos machos soltados en Brasil y otras partes del mundo.
Ante esta polémica, una notificación editorial publicada este septiembre de Nature avisa a los lectores sobre las múltiples críticas a las conclusiones científicas y promete aclarar el problema.