El histórico entrenador de Boca Juniors y referente del fútbol sudamericano murió este lunes, tras enfrentar una larga enfermedad. Su legado, su ejemplo y su pasión por el fútbol marcaron a generaciones.
08 de Octubre de 2025
El mundo del fútbol despide con profundo dolor a Miguel Ángel Russo, quien falleció a los 69 años luego de una prolongada lucha contra una enfermedad oncológica. El actual entrenador de Boca Juniors, que había regresado al club a mediados de este año, atravesaba un delicado cuadro de salud que lo había mantenido bajo internación domiciliaria en las últimas semanas.
Russo dirigió por última vez al Xeneize el pasado 21 de septiembre, en el empate 2-2 ante Central Córdoba. A partir de allí, su estado se agravó y el 6 de octubre, el club informó que su pronóstico era “reservado”.
El diagnóstico de cáncer de vejiga y un tumor en la próstata, detectados en 2017, marcaron un punto de inflexión en su vida. Sin embargo, nunca se rindió: siguió dirigiendo, ganando títulos y manteniendo su espíritu competitivo. “El que sabe de su salud es uno mismo. Si estoy trabajando, es porque me siento bien. Lo primero es la familia”, había dicho en una de sus últimas entrevistas.
Su historia es una de resiliencia y pasión. Mientras se trataba en Colombia, condujo a Millonarios a la conquista del Torneo Finalización 2017 y la Superliga 2018. En Argentina, dejó su huella en Vélez, Rosario Central, San Lorenzo, Estudiantes y Boca, donde alcanzó su máxima gloria al ganar la Copa Libertadores 2007 junto a Juan Román Riquelme.
En los últimos años, dirigió en Perú, Paraguay y Arabia Saudita, siempre con la misma impronta: trabajo, respeto y humildad. A su regreso al fútbol argentino, volvió a Boca, el club donde conquistó el corazón de los hinchas.
Nacido en Lanús en 1956, Russo fue jugador de Estudiantes de La Plata, con más de 400 partidos y dos títulos. Como entrenador, superó los 1.000 encuentros dirigidos y se convirtió en uno de los técnicos más respetados de Sudamérica.
Con 12 títulos oficiales, una trayectoria intachable y un ejemplo de entereza ante la adversidad, Miguel Ángel Russo deja una huella imborrable. Su legado trasciende los clubes y las fronteras: fue, ante todo, un hombre del fútbol.