DOLORES: CONDENAN A VECINO POR ABUSO DE UNA MENOR

La víctima fue la hija de la pareja del procesado. El fallo lo dictó el Tribunal Criminal N° 1 Departamental, registrando el imputado varios antecedentes condenatorios por delitos contra la propiedad.

El mencionado Tribunal, está integrado por los jueces Doctores Claudia Castro, Inés Olmedo (de 1er.voto) y Cristian Gasquet, se condenó a un vecino por “abuso sexual agravado” hecho perpetrado en la ciudad y que tuvo como víctima a una menor.

Según indicó la Dra. Olmedo en el veredicto, “estaba legal y plenamente probado” que entre diciembre de 2011 y febrero de 2012, un sujeto adulto en el interior de una vivienda en la cual convivían, de manera reiterada y en distintos horarios, abusó sexualmente de una menor de 12 años bajo amenazas de muerte.

Que para ello se aprovechó de su relación de preeminencia y de convivencia preexistente, indicándose que estos sometimientos gravemente ultrajantes para la víctima se desarrollaron en la habitación de la niña cuando esta dormía, o en otros lugares de la casa cuando la progenitora no se encontraba en la vivienda.

Durante el juicio la víctima –hoy mayor de edad- dijo que el procesado era pareja de su mamá, que convivían, que cuando esta salía a trabajar quedaban a cuidado del imputado, siendo en esas oportunidades cuando la manoseaba, aunque también ocurría cuando su progenitora estaba cocinando. Precisó que esa persona la amenazaba de muerte para que no hablara, por lo que no gritaba ni contaba nada, decidiendo finalmente por miedo, irse de la casa. Dio detalles puntuales de cómo fueron los abusos y agregó, que en el lugar en donde vivió a partir de haberse alejado de esa vivienda, había hablado con unas personas y contado lo que le sucedía, situación que cuando se la contó a su mamá, esta no le creyó y le había pegado.

Una de las personas a quienes la menor contó su padecimiento, al declarar dijo que cuando lo hizo lloraba desconsoladamente, que su estado de ánimo era acorde con lo que estaba contando, precisando que la relación con la madre no era buena, porque con el tema del abuso esta no había apoyado a su hija, nunca le había creído.

La otra manifestó que la menor le había dicho que no quería volver más a su casa, de problemas con la pareja de la mamá, y que al interrogarla de cuales eran les había contestado que aquel la manoseaba. Que como la madre nunca había aceptado lo que la menor decía, esta lloraba reiteradamente.

También prestó declaración la perito psicóloga del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, que entrevistó a la menor. Que le dijo que la niña tenía una historia familiar traumática, que rechazaba la convivencia con el procesado, no lo toleraba, precisando que no se detectaba fabulación en su relato y que no se advertían ideaciones motivadas o inducidas por terceros.

Por su parte, la madre de la víctima dijo que como su hija no volvía a la casa, había ido adonde estaba alojada, lugar en donde no la dejaron pasar, que por ello se entrevistó con dos funcionarios que fueron quienes le dijeron que su pareja la había manoseado. Que al reprochárselo, éste había dicho que eran mentiras, que todo pasaría, razón por la cual nunca más hablaron del tema.

Para la doctora Olmedo, las pruebas incorporadas al juicio y las recreadas durante el debate, permitían realizar una reconstrucción histórica de los vejámenes y el padecimiento de la víctima, corroborando “sin dudas” la materialidad ilícita y la autoría del imputado, precisando además la juez, que los actos y las conductas del procesado se habían manifestado “No solo para satisfacer sus propios deseos, sino también con su accionar se tendió a la alteración, deformación y degradación del universo sexual normal de la menor víctima durante sus reiterados actos inverecundos, y sexualmente lujuriosos (…) apreciado todo ello a través de la prueba arrimada al debate”.

Consideró también, que las “gravísimas y deliberadas prácticas del encartado…, llevadas a cabo para condicionar o predisponer el sentimiento sexual de la infeliz niña, conformaron actos que normalmente pueden pervertir el normal instinto sexual de una niña (…) frente a la autoridad física y moral que revestía…, quien era la pareja de su madre y convivía con ellos”.

Por todo los tres jueces y por unanimidad resolvieron condenar a este joven de 26 años de edad, como autor penalmente responsable de los delitos de “Abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y las circunstancias de su realización, agravado por la situación de convivencia preexistente”, imponiéndole la pena de nueve años de prisión.

Podemos decir también, que este individuo registra varias condenas por delitos contra la propiedad, como un robo de un celular en 2015 a un vecino en la vía pública, y el mismo día una moto estacionada frente a un conocido bar de la ciudad. También como autor del robo de un GPS de un auto estacionado en pleno centro, y encubrimiento por el robo de una moto, también en Dolores.