Por gestión de la Escuela Superior de Danzas de Agostina Valli y a través de la Fundación Julio Bocca, brindó una Master Class en Comunidad Organizada en la que participaron alumnas de distintas edades y nivelas. La Fundación obsequió también medias becas para un Seminario intensivo en febrero en CABA. Compromiso dialogó con Eleonora, quién nos dijo:
¿Cómo vive su rol docente?
Me encanta. Sinceramente los disfruto. Hace unos años que lo vengo viviendo y noto las caritas de las nenas, que al principio tienen un poquito de miedo pero que después me van conociendo. Hago una presentación para que se relajen, les doy algo como para que pierdan el miedo de que les de clases Eleonora, que a veces las pone un poquito tensas. Pero la verdad es que lo disfruto muchísimo. Es importante poder ir por diferentes lugares, sea provincias o ciudades o lugares más chicos que las grandes capitales, que tal vez tienen más posibilidades de tomar clases con buenos maestros. Descentralizar un poco todo lo que es Buenos Aires. Mucha gente no tiene la oportunidad de viajar a Buenos Aires, pagarse un viaje, hotel, todo lo que eso implica. Sin embargo soy yo la que me traslado, me llevan los distintos estudios, y me parece bárbaro que las cosas sucedan así.
¿Aprovechá al máximo estas horas?
Sí, seguro. Es muy difícil para mí en una clase. Trato de brindar todo, no solamente la coreografía del paso, sino contar también experiencias de vida, cuento muchas cosas, les digo que es lo que tienen que hacer y como tienen que estar en una clase. Muchas cosas que son tal vez extras de una clase. Y eso es lo que forma una Master Class.
¿Es tan importante que sea vocacional, y no un capricho de la madre?
Sí, aunque están en una edad donde es más difícil que las traiga su mamá, se rebelan. Hay muchísimos casos igual, donde la nena va a hacer ballet porque la madre quiere que su hija sea bailarina. Y yo escucho eso y se me paran los pelos, porque no debe ser así, la que tiene que querer ser bailarina es la hija no la mamá. Si la madre quiere ser bailarina que tome clases, como mamá. Es muy importante. El ballet no tiene nada de divertido, si no te gusta y no lo amás… Es una disciplina, un trabajo, hacer barra todos los días de tu vida, es un plomo. A mí me encantaba eh, hasta el día que me retiré me seguía gustando hacer class. Es el día de hoy que marco las clases y me encanta hacerlo. Por eso los chicos tienen que estar muy convencidos seguros de lo que van a hacer. Y me encantó que vinieran señoras grandes, tuve dos médicas. Me dice una “ya estoy grande”; le dije “estás bárbara”. Nunca es tarde, tampoco para empezar. Ella había empezado y abandonó, y hace algunos años volvió. Me parece perfecto, no hay que privarse de sentir esto que se siente haciendo una clase de ballet, o de bailar simplemente.
¿La frase “el Clásico es la base de todas las Danzas” es una verdad?
Sí, es como la madre de todas las danzas el Clásico. De ahí se puede partir a otros lados, perfeccionándose en cada rama. Pero teniendo la base clásica es como que llegás desde otro lugar. Vos ves una bailarina de Tango que hizo Ballet y se re nota. Todas las compañías internacionales y nacionales de contemporáneo, tienen como obligación clase de Clásico. Todo pasa por el Clásico, el jazz, muchísimas danzas. Después hay que descontracturar porque el Clásico te pasa por un lugar de donde después hay que variar, pero una vez que lo tenés lo podés variar.
¿El talento argentino está presente en el Ballet del mundo?
En el mundo del ballet hay argentinos en posiciones destacadas, no solamente en cuerpos de baile. Primeros bailarines están dispersos por todo el mundo, y es por el talento argentino. Lamentablemente no se puede decir lo mismo de la escuela, la formación que tenemos del ballet en la Argentina, que ahí está el fallo. Sí hay mucho talento personal, individual, muchísimo. Falta un poco en todo. Nosotros no somos cuna de la danza, y lo que tenemos es legado de maestros de hace muchos años, que se ha ido mezclando; así como somos una sociedad mezcladísima, también tenemos una técnica que aprendemos mezcladísima, no tenemos algo marcado. En parte es bueno y en parte es mal. En forma individual te hace súper versátil, porque el hecho de no estar tan enmarcado en una técnica te da la opción de abrir un poco el abanico. Pero por otro lado querés armar un cuerpo de baile que salga parejo y es imposible.
¿En las grandes ciudades, como en el interior, faltan varones en el ballet?
Sí. No sé bien por qué es muy difícil de entender, porque el varón, por el solo hecho de que son menos, tiene muchísimas mayores posibilidades. Porque chicas hay un montón que bailan, bien, mal, excelente, pero varones son pocos, y entonces a lo mejor no siendo tan excelente, tiene más posibilidades que un montón de chicas muy buenas que no van a llegar a primera bailarina.
¿Qué le gusta que dejen sus clases?
Que puedan absorber y captar lo que les entrego. Que sepan darse cuenta. Mi entrega es total en una clase, no soy medias tintas en nada, y menos en una clase. Me gusta que sean permeables a eso. Me doy cuenta cuando una clase, que ocurre en la mayoría de los lugares, capta esta entrega mía y recibo de parte de ellos también. Que les quede algo para trabajar con sus maestros en sus clases. No solamente que digan que hicieron clase conmigo y que se sacaron la foto y después que se olviden de todo lo que dije. Eso no tiene sentido. Quiero que sigan trabajando y sacando cosas buenas de mi clase.
PUBLICADO POR DIARIO COMPROMISO