En la que sería la última sesión del año, diputados de todos los colores políticos reconocieron la labor del presidente de la Cámara Baja.
En las últimas sesiones de los cuerpos legislativos, generalmente se hacen despedidas a los diputados que deben abandonar las cámaras. Suelen ser frases protocolares y, muchas veces, repleta de formalismos. Sin embargo, en esta oportunidad, tras un discurso emotivo de Graciela Camaño, el presidente de la Cámara, Emilio Monzó, se emocionó por las palabras. Todos los diputados lo aplaudieron de pie.
Tras tomar la palabra, la diputada hizo referencia a los miembros de las diferentes fuerzas políticas. Reivindicó a Nicolás Massot, a Pablo Kosiner y a Axel Kicillof. Sin embargo, la frase más profunda fue cuando reveló: «Usted ha sido un gran presidente que ha reivindicado la política como nadie- y que quizás, en ese reivindicar la política, en una fuerza que no lo supo interpretar, se inmoló».
A principio de año, Monzó había realizado un discurso tras ser elegido como presidente de la Cámara en el cuál había sostenido que «reivindicaba la rosca política«. En este caso, bajo el mismo concepto, el cuerpo legislativo lo despidió con palabras de agradecimiento desde todos los bloques y, finalmente, le brindó un fuerte aplauso que lo emocionó hasta las lágrimas. Monzó es sencillamente un hombre de consenso. Respetuoso y respetado.
Sin dudas, el homenaje y la emoción, lejos del «chupamedismo», tuvieron un fuerte halo de respeto que pocas veces, sino nunca se vio de parte de todos los legisladores a un par, desde el regreso de la democracia.
EL VIDEO DEL DISCURSO