Días atrás se llevó a cabo el tradicional asado que organiza el sindicalista Luis Barrionuevo en la ciudad de Mar del Plata.
El evento que se hace cada año, organizado por el líder gastronómico, siempre viene con temas, invitados, “guiños” y demás situaciones que invariablemente terminan siendo parte importante de la agenda del peronismo, marcando o dando señales de para qué lado va a ir la cosa.
En este caso, como era de esperar, ha marcado un punto de inflexión en lo que será la campaña del peronismo no kirchnerísta, y el bendecido por los distintos referentes y actores peronistas ha sido, según lo expresó el mismísimo Barrionuevo, cuando aseguró que “estamos convencidos que el candidato es Roberto Lavagna”.
Unos 300 sindicalistas participaron del encuentro, entre los que se destacaba la presencia de dirigentes gremiales, como uno de los líderes del triunvirato de la CGT, Carlos Acuña, el diputado Marcos Lavagna, Julio Piumato, de Judiciales, y además un arco de históricos militantes, pero nuevos dirigentes sindicales que asoman en el panorama gremial representando a lo nuevo, como por ejemplo el candidato a Secretario General del gremio de vigiladores privados, U.P.S.R.A., Leonidas Requelme. Una combinación de los más experimentados, con los que serán los que conducirán el movimiento obrero.
Al igual que el año pasado, la cita fue a las 13 en el Hotel Presidente Perón en la esquina de Rawson y Tucumán, en pleno centro marplatense. En la previa los representantes de los distintos sectores tuvieron una reunión en la que se planteó la necesidad de lograr la unidad de cara al año electoral y en la que se insistió en la figura de Roberto Lavagna como el candidato del sindicalismo.
Barrionuevo aseguró que “Hay algunos que están muy preocupados, tanto del Gobierno como del kirchnerismo, por la alternativa que ha aparecido que es Roberto Lavagna».
Comieron, bebieron y hablaron en un clima distendido y de camaradería, pero donde no faltó la “pimienta” política. Se pudo notar que están dispuestos a dar pelea como una alternativa a lo que se ha dado en llamar “la grieta” y se están organizando para eso.
Se los notó compenetrados con lograrlo. El evento en sí tuvo como eje la convicción de los participantes de volver a las bases, y frenar a los sectores que han tratado durante los últimos años de usurpar lugares que pertenecen a los trabajadores, para sacar beneficios empresariales. Un proyecto gremial y político, unido para recuperar identidad nacional.
La idea está claramente planteada en una nota que escribió Julio Barbaro para el portal INFOBAE, que a continuación reproducimos.
NOTA DE JULIO BÁRBARO PARA INFOBAE
Cosas de la historia, el sindicalismo en nuestra sociedad termina siendo un elemento importante de integración social en una coyuntura donde el Estado ha sido usurpado por grupos privados y la industria disuelta al servicio vil de los importadores. Quedan el agro y el sindicalismo como espacios de identidad cultural imposibles de ser vendidos al mejor postor. La Sociedad Rural y la CGT, sobreviven solo parte de los fundadores originales. Todo se vuelve extranjero, desde los comercios hasta los productos. Fabricábamos aviones y locomotoras, terminamos importando durmientes de China en nombre de la izquierda progresista.
Encuentro sindical en Mar del Plata, hoteles donde los obreros pudieron conocer las playas de los ricos, muchos de los cuales decidieron huir a lugares más exclusivos, más elegantes, alguno fuera del país.
Encuentro sindical, de muchos que todavía siguen apasionados por la política, que no acomodaron sus osamentas solo a los negocios de la salud, que no «engordaron» demasiado. Siguen comprometidos con un proyecto de país, resisten, no los pudieron privatizar ni extranjerizar. Defienden sus empresas y sus obreros y empleados, terminaron siendo un obstáculo para el modelo colonial de Carlos Menem y Mauricio Macri, que es el mismo, que siempre fue el mismo.
Encuentro sindical con políticos, como antes, cuando soñábamos forjar una patria digna, cuando el sindicalismo se encontraba con una «burguesía industrial» antes que los imbéciles imaginaran que era lo mismo que las empresas fueran nacionales o extranjeras porque el proletario era tan universal como el consumidor. Cuidado, esa lacra tuvo actores de izquierdas o derechas. Todas las ideologías tienen en nuestra crisis algún «vende patria».
Sindicalistas, muchos, de antes y de ahora, invitando a políticos, jóvenes y de los míos, y muchos entusiasmados con la candidatura de Roberto Lavagna. Viajamos con Marcos, el hijo, nos animamos mutuamente en la candidatura de su padre. Se convocaron militantes, primero a la mañana, reunión de propuestas, luego un gran almuerzo colectivo. Me tocó decir unas palabras, emociona volver a soñar, a cantar la Marcha, a decir en voz alta que no tenemos nada que ver con los que apoyan a Cristina, que ellos son de otro partido y que si nos animamos, podemos ser actores centrales en la elección que viene.
Autocrítica, eso hace falta y mucho, a todos: la pobreza que crece nos increpa, nos cuestiona. El peronismo arrastra culpas —y muchas—, lo mismo que los que no lo son y los otros, los que nos odian, los anti-peronistas, esos arrastran el atroz fracaso de los que solo odian. Macri no tiene proyecto, parasita el miedo a Cristina. Si con un peronismo respetable para los que no lo son podemos ocupar el espacio de la esperanza, puede ser que derrotemos a uno de los dos odios. Si cae uno, muere el otro, se complementan, se parasitan.
Roberto Lavagna fue el único nombrado, aplaudido, ocupante hoy del espacio de la esperanza, de los que no se resignan, de los «jamás vencidos». Somos una sociedad donde fueron derrotados los patriotas de todas las líneas, de todas las ideas, en los conservadores y en los radicales, en los peronistas y hasta en los empresarios. Una sociedad donde se fugan miles de millones y luego se espera al «inversor extranjero». Un equipo supo sacarnos de una crisis parecida, de las atroces consecuencias de otra lacra enamorada del «ajuste», de ese sueño de que los ricos ganen más sin producir y a costillas de empobrecer a los ciudadanos.
Son atisbos del comienzo de campaña. Si logramos unir sindicatos con políticos y convocar luego a los empresarios nacionales productivos, estaremos recuperando un proyecto de sociedad. Un paso en el rumbo necesario para volver a ser nación. Del otro lado quedan los bancos y los ricos que viven parasitando al esfuerzo ajeno. Que no nos den cursos de ética, sin proyecto y sin rumbo siempre se está al servicio de la corrupción.