
Lo confirmó a 0221.com.ar el presidente del cuerpo, Nicolás Morzone, quien preciso que ya hubo 22 denuncias en lo que va del año.
Tras la ola de robos y destrozos en escuelas de La Plata, el presidente del Consejo Escolar local, Nicolás Morzone, anticipó este jueves que pedirán a la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense una partida especial para instalar alarmas en todos los establecimientos públicos de la ciudad.
Los ataques regulares a las escuelas platenses preocupa y mucho. En lo que va del año ya se produjeron 22 episodios: el último ocurrió el fin de semana en la Escuela Secundaria N° 17, en donde los delincuentes se llevaron computadoras, televisores, dinero y otros elementos para la enseñanza de los estudiantes, pero además provocaron fuertes destrozos.
«Desde el 10 de diciembre a la fecha se consumaron 22 denuncias penales por robo, tentativa de robo y daños en escuelas públicas de la Plata, lo que nos da un promedio de tres robos al mes y casi uno por semana en estos 7 meses. Por supuesto que es una cifra que nos preocupa y nos genera muchísima indignación y alarma», señaló Morzone a 0221.com.ar.
El funcionario también aclaró que si bien el delito en las escuelas «bajó drásticamente dentro de los parámetros de la pandemia, son cifras que en términos de la regularidad con la que se desarrollan nos generan preocupación» y agregó que, por esto, decidió presentarse como «particular damnificado» en el último robo, el de la Secundaria 17, ubicada en 69 y 115, con el objetivo de «darle un mayor impulso a las investigaciones penales en curso para determinar quiénes fueron los culpables de estos delitos».
Morzone adelantó además que el Consejo llevará un pedido al gobierno provincial para que la DGCyE destine una partida especial que permita comprar alarmas «para fortalecer el sistema de prevención en 313 escuelas de La Plata». En este punto, precisó que «el 60% de las escuelas públicas de la ciudad no tiene alarma».
El consejero de Juntos remarcó que «es un tema que nos indigna y nos preocupa muchísimo porque cualquier delito es reprochable, pero cuando se trata de una escuela pública la impotencia es doble porque hay mucho sacrificio detrás y el impacto en las comunidades es fuertísimo, además del retraso pedagógico en los chicos».