El fin de semana largo dejó dos sensaciones. Una, la alegría de ver cómo la ciudad se colmó de turistas, y eso seguramente sirvió y repercutió en los castigados comerciantes, que aprovecharon a abrir sus puertas y seguramente sintieron la alegría de ver cómo volvían a facturar, luego de tanto tiempo.
Ha sido, un soplo de aire fresco y toda la ciudad seguramente lo sintió. El volver a trabajar, y poner en circulación la «rueda de beneficios» que esto trae aparejado.
Igualmente, esto es el comienzo, y llevará tiempo para reponerse de tantos meses sin ingresos. Algo que ha costado la continuidad de muchos comercios, que no pudieron esperar hasta este 1° de diciembre.
Pero, por otro lado, se pudo apreciar la dejadez e inmadurez de muchísima gente, que sin importarle los protocolos, ni los cuidados, se comportaron como si la pandemia hubiera desaparecido de un día para otro, sin distancias sociales, sin barbijos, ni tapabocas, ni alcoholes, ni cuidados. Y la falta de prevención de las autoridades, que no pudieron ni siquiera suponer que la gente luego de tanto encierro, iba a salir desesperada a disfrutar de la vuelta a la libertad, sin tomar las debidas precauciones.
Esto, marca no solo la irresponsabilidad de quienes procedieron y proceden de esta manera, sino que además deja en evidencia el egoísmo y la falta de empatía con el resto: la gente que es de «riesgo» por enfermedades preexistentes, o los adultos mayores que también corren peligro de que un eventual contagio, termine con su vida.
A eso, como dijimos anteriormente, debemos sumar la inmensa falta de prevención y control de las autoridades municipales, que dejaron los controles de lado, haciendo la vista gorda a actividades, y sobre todo a fiestas que ocurrieron en distintos lugares de Chascomús. Desde quintas que se alquilaron a tal efecto, cobrando $500.- de entrada a los chicos, hasta sectores de la laguna donde se armaron otras tantas fiestas. Obviamente, sin controles, distancia, ni prevenciones. Las autoridades: «Bien, gracias»…
¿Cuál es entonces la función de una Secretaría de Seguridad, que no solo parece no poder con la delincuencia de la ciudad, sino que además no puede controlar a los adolescentes en sus momentos de diversión?
Muchos, nos hemos sentido burlados, estafados como estúpidos. Muchos, ante esta situación, nos preguntamos ¿para qué, hemos tolerado meses sin ver a nuestros seres queridos, padres, hijos? y ¿para qué hemos perdido negocios, comercios que han costado la vida de nuestros abuelos y padres, y que han tenido que bajar sus persianas, por cumplir con los protocolos vigentes?…
Definitivamente, deben y debemos entender que la vida debe seguir su curso, y que debemos aprender a vivir con este maldito virus. Con las precauciones del caso, pero seguir adelante.
Habría que recordarle a las autoridades, que esta pandemia no ha finalizado. Que aún no hay nadie vacunado, y que se fijen en el «invierno Europeo» cómo ha traído de vuelta los contagios, y ha vuelto la virulencia el COVID 19. El rebrote, hace estragos. Esperemos no tener luego que lamentar que pase algo que se pudo haber prevenido.