Se trata de Ana Baban, mamá de Nahiara, quien encontró la muerte a los 9 añitos de edad, víctima de una neumonía que en ese momento no fue detectada por los profesionales. Especialmente el doctor Darío Corazza, que en aquel momento envió a la criatura de regreso a su domicilio. Acá la triste historia que le tocó vivir.
La historia se desarrolló en el año 2014, más precisamente en la Guardia del Hospital Larraín, en Berisso. “El sábado llevo a mi nena a la guardia del hospital de Berisso porque me dice: ‘mamá, me duele la vista y la garganta’. El pediatra Darío Corazza le revisa con la linterna la garganta y le dice ‘tenés inflamados los ganglios, tomá ibuprofeno para la fiebre, puede que esté incubando algo’”, comenzó el relato ante el portal BerissoCiudad
Y continuó: “Me fui a mi casa, a la noche no la vimos bien entonces mi marido me dice ‘yo la llevo, quédate con los nenes’. Dijeron que tenía un principio de laringitis, todo del mismo resfrío y le dieron betametasona, además del ibuprofeno por si volvía a levantar fiebre”.
“El domingo, después del mediodía se levanta, iba y venía, le estaba cambiando el color de la piel y le pregunté si estaba bien. ‘Sí, estoy bien’ me decía. En un momento, cuando el color de la cara era casi amarillo la llevé de nuevo (al Larrain) donde me dijeron que era todo de lo mismo, que el color era porque se sentía mal”, repasó.
A ello, sumó: “La enfermera le puso un saturador para medirle la respiración, mi hija saturaba 65 y le dijo que era imposible ‘no estaría sentada acá’. Fue a buscar otro saturador y la nena seguía con lo mismo y decidió hacerle una nebulización. La nena se descompensó, dijo ‘tengo sed, me siento mal”.
“Le pusieron una máscara de reservorio y la enfermera preguntaba (al médico) ‘por qué no le hacen análisis de sangre’. Le pusieron el suero y le hicieron los análisis. Me dijeron que la iban a dejar internada porque los valores del azúcar le dieron el doble de lo normal y no sabían por qué”, lamentó destruida, la madre.
Pero siguió: “A las dos horas le hacen una placa a mi nena y cuando llegaron los resultados el médico dijo ‘con razón, ¿ves este pulmón? No está más’. Nunca me dijo que era grave y yo seguía tratándome de enfocar en que mi hija se recuperara rápido. La enfermera aconsejó un traslado porque no había camas y tampoco había nada en otros lados”.
“La doctora que llegó en el otro turno vio a la nena, la sentó, no la dejó tomar agua, la revisó y se empezó a preocupar. Las doctoras Costa y Lazarte hicieron todo. Costa llamó a una especialista. El hospital no está preparado para una urgencia, ni para una terapia intensiva; no había insumos”, afirmó con enojo.
E indicó que “cuando llegó la especialista mi hija entró en un paro cardiorrespiratorio y no había máscaras para ponerle, tuvieron que usar cosas que no eran las adecuadas. Al rato, entró en un paro cardíaco y cuando la estaban entubando tuvo una hemorragia muy grande, no sabemos cuál fue la causa”.
“Luego mi hija volvió, porque tenía muchas ganas de vivir. La subieron a terapia de adultos. Yo entré, la pude ver, le hablé, le pedí que salga. Pero entró en otro paro cardiorrespiratorio que no soportó y se me fue”, concluyó Babán entre lágrimas.
El día después
Tras el preciso y duro racconto de los hechos, que valientemente detalló Ana, el tío de Naiara contó: “El martes me acerqué al hospital para tratar de hablar esto con el director Mario Aued y no conseguí que me atienda. La secretaria me dijo que ya había hablado con la familia pero era mentira”.
“Lo más grave de esto es que no fue el primer caso en el Hospital de Berisso, no sólo con nenes sino hasta con un funcionario municipal y a pesar del peso político que tenía no hicieron nada por mejorar la atención”, aclaró.
También repudió que “no hay una sala pediátrica en condiciones para cualquier tipo de urgencias. Las ambulancias no tienen oxígeno para el traslado. Queremos una respuesta del director del Hospital y del jefe de Pediatría, que no supo dejar las cosas en claro”.
Por su parte, Babán, comentó que al día siguiente del deceso en la funeraria le dijeron que aún no había llegado el cuerpo de su hija, “en el hospital no nos quieren dar el cuerpo”, se escudaron. “Entonces fui personalmente, pedí que me dieran a mi hija, que no me trabaran más y tardaron tres minutos”, reveló.
“Me senté en la guardia y le dije ‘quiero que venga el doctor Corazza y me dé una explicación de por qué no le hizo una placa que definiera el estado de mi hija’, cuando llegó por segunda vez, que ya estaba más decaída”, retomó la madre.
Seguidamente sentenció: “Quiero pedir que el hospital de Berisso tenga aunque sea una sala pediátrica de terapia con dos camas como mínimo, para estos casos, para que los chicos puedan resistir y esperar un traslado. No podemos dar por muerto a un chico que entra en coma en el Hospital de Berisso. Y también quiero que el doctor Corazza no atienda más a ningún chico. No quiero plata, ni juicio”.