Se trata de Sergio Dell Orco, un hombre de 84 años que se encontraba alojado en un geriátrico de la ciudad. El hombre, que tenía serias patologías de base, tenía obra social. «La situación fue desesperante», contó al diario LA CAPITAL su nieto, Juan Ignacio García.
Sergio Dell Orco tenía 84 años, residía en un geriátrico de Mar del Plata y en las últimas semanas había dado positivo de coronavirus. Su cuadro de salud se complicó y desde el sábado, sus médicos, el Estado municipal y su familia buscaban desesperados una cama en alguna clínica u hospital de la ciudad. La respuesta era siempre la misma: todo ocupado. Recién encontraron una este lunes, en la Clínica Pueyrredón, donde falleció a las dos horas de ingresar.
La historia de Sergio, una de las más de 70 víctimas fatales que acumula la pandemia en la ciudad, es la muestra de una situación que, desde hace días, advierten los directivos de los establecimientos privados de salud: la rotación de camas destinadas a pacientes con coronavirus es cada vez más lenta.
También lo cuenta su nieto, Juan Ignacio García, quien, en un momento de angustia e impotencia al enterarse del fallecimiento de su abuelo, tomó su celular y publicó en su cuenta de Twitter un intento de llamamiento a la responsabilidad social.
“El día de hoy falleció mi abuelo por Covid. Dos días enteros buscando una clínica donde internarlo. La situación fue desesperante: no había ni una cama disponible, los hospitales desbordados de casos. Esto es Mar del Plata hoy. Seamos responsables y cuidémonos entre todos”, escribió. A menos de 24 horas de tipear esas palabras, su publicación acumula más de 1.200 “me gusta” y más de 500 compartidas.
LA CAPITAL se comunicó con el joven, quien accedió a compartir las últimas horas de su abuelo y las dificultades que debió atravesar él y su familia para poder acceder a una internación. El fallecimiento y las complicaciones en torno a la rotación de las llamadas “camas Covid” también fueron confirmadas a este medio por fuentes de la clínica privada en la que sucedió el hecho.
Según indicó Juan, desde hacía más de dos meses que su abuelo residía en un geriátrico de la ciudad por complicaciones de salud no vinculadas al Covid-19. Sin embargo, en las últimas semanas, la manifestación de síntomas de un trabajador de salud del hogar llevó a la institución a ordenar el hisopado preventivo a los residentes, los cuales terminaron siendo todos positivos, incluso Sergio, el abuelo de Juan y protagonista de esta triste historia.
“Esta situación naturalmente complicó el cuadro de mi abuelo, que si bien estaba estable, era delicado. De todas maneras, ante la necesidad imperiosa de internarlo, desde hace tres días empezamos a buscar dónde internarlo y en ningún lado podían recibirlo, estaban todas desbordados de casos“, describió el joven, quien remarcó que su abuelo contaba con la obra social IOMA.
“Por suerte, mientras buscábamos, pudimos dejarlo en el geriátrico, donde pudieron mantenerlo, ya que afortunadamente mi abuelo podía respirar por sus propios medios. Pero después de unos días ya no se podía esperar más, hubo un momento en el que comenzó a deshidratarse y era urgente la necesidad de internarlo“, siguió.
En este punto, Juan señaló que, por protocolo, fue la Municipalidad quien se hizo cargo de coordinar la internación de todos los residentes afectados del geriátrico. “En este caso, aún así, aún habiendo una intervención estatal, no se pudo conseguir ningún lugar para mi abuelo”, señaló.
El nieto de Sergio hizo hincapié en esta parte de los últimos fatídicos tres días. “Yo quiero aclarar acá que con mi familia contamos esto no para culpar a nadie. Lo que queremos decir con esto es que, aún con el Estado intentando actuar correctamente, aún con el esfuerzo de las clínicas, aún con el cuidado en el geriátrico, la situación evidentemente excedió toda acción posible“.
Y agregó: “El desborde casos está. Esto no es algo que está pasando en la otra punta del mundo, está pasando acá, en Mar del Plata”.
Tras varios llamados, la familia encontró una solución a través del médico de cabecera del hombre de 84 años, quien luego de varias gestiones, logró ingresarlo en la Clínica Pueyrredon.
Para ese entonces, el panorama clínico era grave y sólo restaba nutrir al hombre a través de una sonda, sin garantías de que sobreviviese. “No queríamos que sufra más, fue una agonía estar tanto tiempo buscar dónde dejarlo. A las dos horas de internado, mi abuelo falleció”, señaló el joven.
Para Juan Ignacio García lo que le ocurrió a su abuelo debe ser tomado como ejemplo de lo que se tiene que evitar y, también, como llamado de atención a aquellos que no toman conciencia de lo que está ocurriendo.
“Sabiendo todo lo que vivimos con mi abuelo, la incertidumbre de no saber dónde poder atenderlo y la impotencia de no poder hacer nada, porque no podes ni siquiera acompañarlo en este momento, es que le pido a la gente que se cuide. Cuando ya desde el Estado o desde cualquier institución no se pueda dar una respuesta para poder contrarrestar esto, cuando ya los números de casos son muchos y acceder a las camas es cada vez más difícil, es cuando tenemos que tomar conciencia. Hoy más que nunca tenemos que tomar conciencia de lo que está pasando. Es la única manera de poder salir de esto todos juntos, para tener un futuro posible“, concluyó el joven.