Una reflexión del dirigente radical, y ex funcionario que conoce la realidad que le toca vivir a los empleados municipales, en un momento que todo se hace cuesta arriba.
CHASCOMÚS – Quienes hemos tomado como parte de nuestra vida la militancia política y, a su vez, tuvimos la oportunidad de integrar una gestión municipal, contamos con un montón de recuerdos que atesoramos en el alma y la satisfacción de haber sumado un granito de arena para mejorar la vida de nuestros vecinos.
Un dato no menor es que puedo decir que logré hacerme de muchos amigos, que conocí en la gestión como empleados municipales, a los cuales visito asiduamente, mates por medio.
Y es, si se quiere en esta sencilla y tradicional ceremonia del mate, donde se nota como nunca el difícil momento que vivimos. A la angustia que manifiestan por la gran incertidumbre con respecto al rumbo de nuestro país, tanto en lo económico como en lo social, debemos agregar que, en el caso de nuestra ciudad, pareciera ser aún más complicada la situación que atraviesan nuestros amigos municipales.
Es que los trabajadores municipales desde el mes de enero y hasta julio sólo han recibido un 24,32% de aumento, cuando la inflación ha sido visiblemente superior, alcanzando un 46,24%. Por lo tanto, ya perdieron un 22% en su poder adquisitivo.
Pero esto es más palpable aún si tomamos como ejemplo la canasta alimentaria. Veamos cuánto aumentó una tomada de mates desde enero a la fecha, sólo por hacer una sencilla referencia:
Un paquete de yerba de 500grs de primera marca en enero valía $ 183, hoy sale $345, aumentó un 88,02%.
Un paquete de azúcar de 1kg también de primera marca costaba $ 83,75, hoy sale $ 275, aumentó un 228%-
Y para completar la mateada, en las últimas semanas la garrafa de YPF de 10Kgs pasó de $ 610 a $ 900, aumentó un 47,54%.
Entonces, podemos afirmar que tomar mates, un hábito cultural arraigado entre nosotros, es una de las opciones que más se encareció este año. Y este ejemplo sirve para hacernos pensar en las dificultades que a diario atraviesan nuestros empleados municipales cuando tienen que afrontar las cuentas, el pago de los servicios o garantizar el plato de comida en la mesa familiar.
Parece que quienes rigen los destinos de nuestra Comuna, no tienen para nada en claro que el Municipio es una empresa social de servicios, y que el verdadero motor son LOS EMPLEADOS/TRABAJADORES a quienes debe cuidar, tratando al menos que no se acreciente la pérdida del poder adquisitivo con respecto a la inflación y se consideren bajo la línea de pobreza.
Gustavo López