Desde temprano, ayer circulaba el rumor, que para algunos era certeza de la existencia de un nuevo caso de COVID-19 en la ciudad de Chascomús. Se trata de una enfermera, de 33 años de edad. Se encuentra recibiendo la atención necesaria, junto con la anterior infectada en el Hospital San Vicente de Paul.
También, aparecieron los cruces de opiniones acerca de si debían o no informarse los detalles del mismo, alegando que la persona infectada sería expuesta y víctima de discriminación por parte de la sociedad.
Lo cierto, es que respetamos esa postura, pero también la de las personas que sostienen que tienen derecho a saber quien es portador, solamente para poder ejercer su derecho a recibir atención si es que han tenido algún contacto con el/la infectado/a.
Esto, no implica discriminación alguna. Nadie está exento de contagiarse, lo que nos iguala a todos. Ricos, Pobres, grandes, chicos, Blancos, negros, amarillos, comerciantes, deportistas…. todos podemos ser víctimas del virus. Saber quién es la persona afectada, es la mejor manera de que quienes la hayan visto o compartido algo, puedan alertarse y hacerse revisar.
De todas maneras, el mundo entero está aprendiendo a convivir con esta situación, que se asemeja a una película de ciencia ficción que no supusimos ocurriría. Por ende, es lógico que hayan distintas opiniones y polémicas respecto de qué hacer y cómo hacerlo.
Hasta tanto no aparezca una vacuna, la mejor receta es tratar de cumplir lo mejor posible, las medidas que proponen las autoridades.
Por el lado de las autoridades, ayer reconocieron oficialmente que hay un nuevo caso en la ciudad.
Eligieron una forma extraña de comunicar la situación en Chascomús. Mientras el Presidente, los gobernadores y algunos ministros brindan conferencias de prensa, en Chascomús se manejan enviando una placa diaria con las novedades, o algún video grabado, lo que no permite que nadie haga preguntas.