
Un artículo, gentileza de Carlos Parodi, periodista, escritor e investigador, IG Carlos Parodi.64″
16 de Marzo de 2025
No hay dudas de que los fenómenos que no podemos comprender revelan que el mundo tal como lo percibimos también presenta hendijas donde lo misterios se deslizan en modo sigiloso. Es cuando los difusos límites de la leyenda y de la historia se entremezclan y surge entonces la duda, el desconcierto y el temor.
Ningún atento viajero que emprenda por tierra una aventura hacia el Sur argentino y atraviese la llanura pampeana evitará la sensación de que puede haber algo más que campo, animales sueltos y cielo infinito. De hecho, todo hace suponer que hay mucho por descubrir, a raíz de los sucesos sobrenaturales relatados por quienes habitan esas regiones poco frecuentadas por los circuitos turísticos convencionales.
Efectivamente, esa cinta de asfalto desgastado conocida como “Ruta del desierto” alcanza casi los trescientos kilómetros de la nada misma. Cruza la provincia de La Pampa de Este a Oeste y las únicas palabras escritas que pueden leerse al costado del camino son las correspondientes a los alarmantes carteles que aconsejan “No insista: pare y descanse” o “No se duerma.” Por algo, esta ruta fantasmal también es conocida como “Ruta de la muerte”.
La Pampa es un extenso territorio pleno de crónicas de “aparecidos”, “luces malas”, gualichos y de avistamientos de luces sobrevolando los cielos durante noches cerradas. La casuística referida al fenómeno OVNI es una de las tantas que surcan la silenciosa inmensidad de la meseta y son motivo de charla en más de un parador. Resulten reales o imaginarias, lo incuestionable es que el propio relato de los testigos sugiere una trémula vacilación de los sentidos para discernir entre la invisible frontera de la realidad y la ficción.
Sobre abducciones, fantasmas y duendes
Una de las historias pampeanas acaso más conocidas fue la que vivió Julio Platner, habitante de Winifreda, en agosto de 1983. “Cuando me bajé a abrir la tranquera, era como si me hubieran puesto un reflector en la cara, como si se tratara de una soldadora autógena o eléctrica que despide muchos rayos (…) Después de que me pasó eso, no pude recordar nada más” expresó un apesadumbrado Platner a los medios periodísticos que lo entrevistaron.
El testimonio de Julio Platner versaba acerca de un supuesto caso de abducción en plena llanura. Los vecinos siempre le creyeron y respetaron y Julio Platner se mantuvo fiel a su experiencia hasta que desencarnó en septiembre de 2017 a los 67 años.
Un caso de naturaleza espectral llama la atención de los sentidos en un paraje de la Ruta 1 más precisamente en la zona conocida como “Bajo de la Tigra”. Aquí los lugareños cuentan que cada tanto se deja ver el fantasma de una mujer que, presumen, se suicidó a principios del siglo XX, a plena luz del día. No son pocos los pobladores que se han cruzado con esta brumosa figura que atraviesa los senderos, o que aparece vestida de blanco al lado de la ruta y que de buenas a primeras, se torna invisible.
En la localidad de Covunco, perteneciente al departamento de Zapala, en Neuquen, algunos viejos habitantes recuerdan un hecho sobrecogedor que sucedió en 1978. Una vivienda fue catalogada como embrujada por los sucesos paranormales que sucedían en su interior. Mientras algunos clasificaron el hecho como producto de telequinesis y otros de mera alucinación, muchos prefirieron hablar de la traviesa acción de aquellos duendes popularmente conocidos como “poltergeist.” Pasaron los años y el enigma, lejos de borrarse, aún persiste en la memoria de muchos.
Cerca de la ciudad de Viedma, en Río Negro, se encuentra el balneario “La Lobería” que aparte de ser una reserva natural de lobos marinos y lugar de veraneo, también posee su propio “encanto”. La tradición oral habla del atrapante misterio que rodea a la existencia de una supuesta “ciudad intra terrena” conocida como “Iberah”. Esta ciudadela subterránea fue mencionada por primera vez allá por los años 70 por un famoso y no menos polémico investigador brasileño, estudioso de la “espiritualidad del ser” llamado José Trigeirinho Nietto (1931-2018). Lo cierto es que más allá de relatos de naturaleza fantástica, los habitantes de “La Lobería” relatan que la región posee una energía particular y es un lugar donde algunas noches se pueden visualizar luces que emergen desde el mar y que, acaso a modo de saludo, juguetean en el cielo para el asombro de sus privilegiados espectadores. Por su parte, los residentes de la otrora comunidad hippie de la Patagonia andina conocida como El Bolsón, al sureste de Río Negro, están acostumbrados a convivir con relatos que tienen como protagonistas a duendes y gnomos.
Estos seres elementales de la naturaleza suelen corretear por los alrededores de una formación rocosa llamada “La Cabeza del Indio”. Los habitantes cuentan que estas pequeñas figuras también recorren el cerro “Piltriquitón” ( “El Piltri”, para sus vecinos) considerado un lugar sagrado, ya que en tiempos pasados fue venerado por los pueblos originarios.
A unos cuantos kilómetros de ahí, en Neuquén, en la localidad de Taquimilán, se habla de la existencia de un pueblo encantado o pueblo fantasma ubicado al pie del cerro Naunauco. Este singular fenómeno visual tiene la particularidad de aparecer y desvanecerse ante la mirada atónita de muchos habitantes de la zona que juran y perjuran acerca de la veracidad del fantástico hecho.
La recorrimos y lo hemos escrito, la Patagonia es un absoluto, pleno de mitos, leyendas, supersticiones, de hechos históricos y fantásticos. El sur argentino constituye un silencioso territorio y su magia ancestral también reside en la memoria oral de sus habitantes que bajo la forma de un continuo devenir, logra que sus misterios sedimenten en sus caminos solitarios y continúen rodando una y otra vez en medio de la polvareda..