El pasado 17 de enero, la compañía japonesa Astro Live Experiences (ALE) lanzó al espacio un satélite especialmente construido para generar una lluvia de meteoritos artificiales, con fines recreativos..
Se prevé que ese aparato de 65 kilogramos alcance unos 400.000 metros de altura—una órbita baja de la Tierra— a bordo del cohete espacial Epsilon y, desde allí, suelte perdigones metálicos con cerca de un centímetro de diámetro diseñados para quemarse por la fricción con la atmósfera, como le sucede a los meteoros.
Estos proyectiles, cuya composición se mantiene en secreto, producirán un colorido espectáculo de rayas luminosas visibles en un radio de 200 kilómetros. De hecho, atravesarán la atmósfera “más despacio” que los cuerpos celestes y se podrán observar “durante un periodo más largo”, detalla Hiroki Kajihara, uno de los autores del proyecto.
Uno de los mayores desafíos técnicos era lograr que los perdigones alcancen la velocidad suficiente para quemarse durante su trayecto. Por este motivo, el artefacto disparará esos proyectiles con un mecanismo especial que reduce al máximo la opción de que recule hacia el espacio.
Los responsables de ALE estiman que el aparato estará listo para operar dentro de un año y esperan generar la primera lluvia artificial de meteoritos sobre Hiroshima para conmemorar el 75.º aniversario del ataque atómico que Estados Unidos realizó en esa ciudad de Japón durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, este proyecto preocupa a algunos expertos por el peligro potencial que surgiría si el satélite de esta compañía disparase sus proyectiles en un ángulo ligeramente erróneo y dañase alguno de los numerosos dispositivos que orbitan nuestro planeta.