El Centro Helmholtz de Investigación Oceánica de Kiel tiene datos y agenda para desarrollar en Canarias un experimento sobre geoingeniería marina. Consiste en manipular de la atmósfera con la finalidad de analizar, entre otros, la liberación de oxígeno.
El archipIélago será el primer territorio de España con competencias marítimas, de acuerdo con los previsto en su Estatuto de Autonomía, que se tramita en el Congreso de los Diputados. Desde este lunes al viernes siete de septiembre se celebra en la Universidad de Kiel un congreso internacional sobre «desoxigenación oceánica». Hay un científico canario entre los que han remitido comunicaciones.
Existen dos enfoques para la geoingeniería: uno, manipulando la atmósfera a fin de desviar la luz solar y el calor de la tierra. Y, otra, para extraer CO2 de la atmósfera, es decir, las llamadas emisiones negativas de CO2. Estados Unidos tiene avances legales en esta materia. La UE, no.
La geoingeniería marina se define en la ONU como «una intervención deliberada en el medio marino para manipular procesos naturales, que contrarresta el cambio climático antropogénico o sus impactos, y tiene el potencial de producir efectos nocivos, especialmente cuando esos efectos pueden ser generalizados, largos. duradero o severo».
El centro alemán emplea apoyo logístico y técnico de la Plataforma Oceánica (Plocan) desde 2014, año en el que realizó un primer experimento y estableció convenio. En 2017 hubo un congreso en la capital grancanaria sobre esta materia.
En 2018, aunque las fechas pueden variar e incluso ejecutarse en 2019, los científicos quieren saber qué efectos tiene en la atmósfera inyectar agua fría procedente de las profundidades. En 2014 se hizo algo parecido en Canarias a 650 metros de profundidad. Así lo contaba ABC. las investigaciones en Kiel las dirige el científico Ulf Riebesell.
Hay una serie de presuntos riesgos: el crecimiento de algas u otros seres vivos que saldrían a la superficie. Fuentes consultadas por ABC este mes de septiembre indicaron que el no afloramiento de algas no deseadas no debe producirse por lo reducida de la muestra que se pretende obtener en las islas. La zona a desarrollar el experimento será en Gran Canaria.
El gobierno alemán tiene, de entrada, algunas dudas sobre este tipo de ejercicios. Un portavoz del Ministerio de Medio Ambiente, Stefan Haufe, ha indicado que Berlín descarta intervenciones de geoingeniería a gran escala aunque «necesitamos un estado de cierta evaluación de la experiencia». El gobierno aleman admite la geoingeniería marítima para investigación con medidas muy estrictas.
Hay varias formas de generar emisiones negativas. Por ejemplo, si los océanos se fertilizasen con hierro, quizás se estimularía el crecimiento de algas y se uniría el CO2. Al igual que con la corriente ascendente del océano, las algas deberían hundirse en el lecho marino y almacenar allí el CO2. En 2008 se intentó con un barco norteamericano llevar a cabo ese experimento con el hierro en Canarias pero Greenpeace movilizó sus medios hasta impedirlo.
Además, la atmósfera se ve privada de CO2 cuando las rocas de silicato y carbonato meteorizan en el mar. En realidad, es un proceso natural, pero uno que se ejecuta muy lentamente. Sería concebible acelerarlo artificialmente. Eso es lo que quieren experimentar en Canarias.