Sebastián Wagner (30) pasó rápidamente de ser un ilustre desconocido a figurar en todos los medios y portales del país, ya que se sospecha que es quien asesinó a Micaela García, desaparecida desde el 1º de abril, porque se pudo ver imágenes de su auto cerca del lugar donde se la vio por última vez. Rápidamente se conocieron sus antecedentes: tres casos de violación y una liberación de la cárcel antes de tiempo.
Fue empleado de un frigorífico, donde se encargaba de matar a los animales, en 2010 Wagner abusó sexualmente de una estudiante luego de golpearla y robarle en su casa. Cuatro meses después violó a otra chica, a quien obligó a subir a su auto y luego la llevó a la fuerza a un parque.
En un juicio abreviado, después de ser reconocido por las dos víctimas y varios testigos, recibió una pena de nueve años en prisión. Dos años después surgió otro caso de abuso pasado en el que lo incriminaban, aunque no lo pudieron comprobar en la Justicia: el violador estaba encapuchado y ante la prueba del ADN, Wagner culpó a su hermano gemelo.
Los nueve años de condena fueron al final cuatro: luego de cumplir dos tercios de su pena en la cárcel, el Juez de Ejecución de Penas de Gualeguaychú, Carlos Rossi, le dio la libertad condicional. En julio del año pasado, volvió a las calles.
Existe un antecedente que brinda una visión de lo que piensa el juez con respecto a las libertades condicionales. En una entrevista que brindó en 2014, el magistrado explicó la metodología a la hora de aplicar salidas transitorias o acortar penas de reclusos: «Ninguna de las opiniones que intervienen en los informes sobre un recluso es vinculante con mi decisión. Son estudios que me dan orientación para una mejor decisión».
Nadia, la primera víctima de Wagner, relató esta semana en entrevistas radiales: «Yo salía de rendir en la Facultad de Ciencia y Tecnología, a eso de las tres de la tarde. El cruzó detrás de mí y me sorprendió, pero no pensé que me estaba siguiendo. Se metió a mi casa, me golpeó mucho, me arrancó parte del cabello y se fue. Salí desnuda a la calle y entré al negocio de al lado, donde me auxiliaron los vecinos».
La última pareja de Wagner, Nora González, dijo que sabía sus antecedentes pero había decidido darle «otra oportunidad» cuando decidieron vivir juntos. Pero su conducta, las marcas en su piel y su desaparición después de que empezaran a buscar a Micaela la hicieron dudar y señalarlo ante la Policía.
Los investigadores dieron con Sebastián Wagner luego de seguir su rastro arduamente. Se cree que escapó de Entre Ríos en un camión, luego de hacer dedo. En Campana, ya en la provincia de Buenos Aires, lo fueron a buscar familiares de su madre, para llevarlo al barrio Las Catonas, una zona postergada de Moreno donde ella vive.
Así, hicieron un allanamiento en la vivienda de la madre, pero recién lo encontraron en un segundo operativo, el viernes, cuando buscaron en las edificaciones linderas. El padrastro de Wagner, Fabián Ehcosor, y el dueño del lavadero en el que trabajaba, Néstor Pavón, están detenidos por encubrimiento y todavía podrían extender esa carátula para la madre, aunque no confirmaron si fue quien lo entregó.