
El establecimiento local cesó sus actividades de manera definitiva. Los trabajadores fueron notificados por Recursos Humanos y se abrió una etapa de negociaciones.
27 de septiembre de 2025
CHASCOMÚS – La planta que Tía Maruca mantenía en Chascomús dejó de operar este jueves, luego de que los 27 empleados que conformaban su plantilla —incluida la jefa de planta— fueran informados del cierre por parte del jefe de Recursos Humanos de la empresa.
La noticia cayó como un baldazo de agua fría en el personal, ya que no se trató de despidos formales, sino de una “desafectación” inmediata de tareas, bajo la promesa de iniciar una negociación por compensaciones económicas.
Este viernes 26, en el marco de una nueva audiencia convocada en la sede del Ministerio Provincial de Trabajo, el tema se transformó en eje de debate. Originalmente, el encuentro había sido pautado por el atraso en el pago del medio aguinaldo, pero la decisión de cierre reconfiguró por completo la agenda.
A la par, los trabajadores denunciaron que mientras participaban de la reunión, se llevaba adelante un vaciamiento de la planta ubicada en Washington y Remedios de Escalada. Al menos dos camiones habrían retirado insumos y materia prima desde las primeras horas del día, lo que generó mayor malestar entre los empleados.
Una empresa en crisis
Tía Maruca, marca reconocida en el rubro de galletitas, atraviesa desde hace años una delicada situación financiera. La firma ingresó en concurso de acreedores, proceso que fue homologado este año.
En junio de 2024, el grupo Argensun Foods —fundado por la familia Díaz Colodrero y encabezado por Pablo Tamburo— adquirió el 50% del capital accionario y el control estratégico de la empresa, que hasta entonces estaba bajo la conducción de su fundador, Alejandro Ripani.
Sin embargo, la inyección de capital no logró revertir las dificultades. Durante la exposición “Argentina Visión 2040”, Tamburo reconoció los desafíos que enfrenta el sector: “Hoy las agroindustrias pasan por un momento de crisis: baja de consumo, márgenes reducidos, costos operativos altos, tipo de cambio que no alcanza”.
Señales de alarma previas
A fines de agosto, la planta sanjuanina —la principal de la compañía— ya había paralizado su producción durante una semana, afectando a unos 300 empleados. Aunque se habló de una parada planificada, los gremios y trabajadores advirtieron sobre la inestabilidad.
El cierre en Chascomús, una de las dos plantas bonaerenses (junto con la de Luján), profundiza las dudas sobre el futuro de la empresa y deja a decenas de familias locales en una situación de alta incertidumbre.