Luego que ayer se habilitara la posibilidad (como correspondía) de que el presidente del PJ local Gabriel Macchi presentara su lista como pre candidato a Intendente de Chascomús, una ola de frío se apoderó del vecinalismo gobernante, que nunca tuvo intenciones de participar en una contienda interna, y vieron con alarma la posibilidad de perder el gobierno en manos de Javier Gastón.
Por eso, desde la publicación de La Revista Digital, y la aparición de Macchi y su gente en el Juzgado de Paz a efectos de certificar las firmas, los máximos dirigentes del gobierno local, con Gastón y Pérez del Cerro a la cabeza comenzaron a bombardear con llamadas a Sergio Massa para que de alguna manera frenara el avance del sector de Macchi.
Así fue entonces que se desarrollaron llamados, charlas, reuniones y cónclaves de todo tipo y no solo a lo largo de toda la jornada, sino que continuaron hasta la madrugada, hasta que las cosas se sellaron entre los «jefes». Massa pidió por Gastón y porque no haya internas en un lugar gobernado por un intendente de su rebaño, y Máximo tuvo que terminar aceptándolo. Por eso, la orden de arriba llegó temprano. Macchi no podía presentar su lista.
Las negociaciones no fueron fáciles, porque el vecinalismo no quiso ceder demasiado espacio. Ofrecieron el segundo y el quinto lugar, a un peronismo que resignó nada menos que su candidato a Intendente, que viene militando hace años en el espacio y es sin dudas el que «tiene los votos» en Chascomús. Casi un insulto. Pero igualmente, por el compromiso asumido de Unidad Ciudadana de resignar los lugares para llegar a consensos en lugar de rupturas, Gabriel Macchi toleró con paciencia lo que sin dudas será la gran injusticia de estos comicios. Finalmente entonces, aceptó el casi ridículo ofrecimiento.
Los plazos igualmente se extienden hasta las doce de la noche, por lo que puede haber algunas variantes, pero es realmente muy difícil que así sea.
Lo cierto, es que con total legitimidad, muchos peronistas están realmente molestos y enojados por lo que consideran una terrible injusticia, no solo para Gabriel Macchi, sino también para todos aquellos que conforman su espacio y el peronismo en general, ya que se coló alguien por la ventana, gracias a un acuerdo que se tejió en otro lado, y que los expulsó prácticamente de su movimiento, colocando al frente a foráneos que nada tuvieron que ver hasta hace una semana con el trabajo de tantos años.
Ahora, habrá que ver cómo reacciona la gente. Que otra vez se ve perjudicada. En esta oportunidad no por las internas locales, sino por los acuerdos de la política que dejan en el camino el trabajo, la militancia y las ilusiones de quienes aun creen, pero cada vez menos en la política argentina.
Cualquier semejanza con la realidad, es pura, triste y vergonzosa coincidencia.