CHASCOMÚS – La madrugada de ayer viernes, volvió a mostrar retazos de imbecilidad, que gracias a Dios no se producen todos los días, pero si, lamentablemente son cada vez más frecuentes.
En días donde observamos cómo cada vez los valores parecen tener menos «valor», valga la redundancia, uno es testigo, de cómo algunos y quien sabe en nombre de qué libertad, astucia, rebeldía o qué, se dedican a destruir. Si. Simple y sencillamente a destruir… ¿Y por qué? Porque pueden. Porque no reciben castigo. Porque se les permite. Porque todos miramos a otro lado.
Las autoridades, nosotros y todos… Inclusive, quien casualmente pudiera ser un testigo de alguna de estas acciones, es probable que opte por el «no te metas», y haga caso omiso de lo que llegó a presenciar, sin denunciar absolutamente nada, y seguir con su vida como si nada hubiera ocurrido. Resulta demasiado raro que nunca nadie vea nada, sepa nada y todo quede en el anonimato.
Hemos observado como rompen cestos, queman contenedores de la basura, dañan autos, han roto luminarias, y todo tipo de acciones de vandalismo, que resultan imposibles de comprender… Anoche, fue el turno de las paredes de la zona más histórica de la ciudad, específicamente en calles Colón y San Martín, donde además de estropear la propiedad de las personas, dañan el patrimonio histórico de todos los chascomunenses.
¿En nombre de qué?… ¿Creerán que son muy rebeldes y aventureros?…
Es hora que como sociedad, aislemos y castiguemos a quienes ignoran toda regla de convivencia, a quienes desprecian el bien común y el esfuerzo de los vecinos para convivir de manera civilizada. Denunciemos, pongamos en evidencia a estos insensatos, y exijamos a las autoridades, oficialismo y oposición que tomen este tema con la seriedad y severidad que merece.
Los grandes cambios, comienzan por pequeños actos, no dejemos que esto siga pasando. Quedarnos callados, también nos convierte en CÓMPLICES.
Gracias Gastón Perroni por las fotos, y por no «mirar para otro lado».