La miel es un alimento que tiene propiedades antibacterianas, antiinflamatorias, antioxidantes, cicatrizantes y laxantes . Además, contiene vitaminas, minerales, aminoácidos y hierro. Yésica Sarena, habló al respecto.
26 de Enero de 2025
CHASCOMÚS – Que la miel tiene propiedades y bondades, al igual que sus derivados, no es nada novedoso, pero además hay mitos urbanos que dicen que «no se puede calentar, porque la miel caliente hace mucho daño», entre otros, o el incidente de hace años con una firma que comercializaba «propóleo» que plantean algunas dudas, por lo que el programa «Ataque de Radio», que se emite de lunes a viernes por la FM 102.7 y en simultáneo por el canal #radiopowerch de streeming de You Tube, decidió ir a la fuente, y entrevistar a alguien que sabe, y mucho del tema: Yésica Sarena, de Colmenares RoYeSol.
Respecto de la creencia que la miel es mala «caliente», Yésica afirmó que «Si bien hay gente que lo cree, la realidad es que no está comprobado científicamente, sí te puedo decir, porque soy apicultora, que la miel al elevar su temperatura, pierde las propiedades que posee», agregando que «No es veneno. Sí es un mito que no está comprobado, pero yo particularmente creo que no es real, de hecho se usa para endulzar café, té, mate, y eso se toma bien caliente».
La historia de COLMENARES ROYE SOL. comienza en el año 95 cuando el papá de Yésica, Fabián Sarena, trabajaba en la fábrica EMEPA, y comenzó con emprendimientos, con un sistema de «prueba y error». «Hasta que un día dijo, ‘bueno, vamos a ver qué pasa con las abejas’. Y así tuvimos una colmena, dos, tres y hoy tenemos cerca de 3.000 colmenas”, recuerda Yésica. También han recibido distintos premios y participado en distintas ferias como «Expoagro».
La apicultura, parecía algo predestinado para la familia, ya que el primer intento no fue muy fructífero, por distintos factores, pero pese a eso, la familia volvió a intentarlo y la suerte los acompañó.
De a poco, el padre fue aprendiendo acerca de la apicultura: “Cuando él arrancó, arrancó leyendo, le gustaba, miraba videos, y así fue como empezó. Después fue haciendo cursos de criado de reina, curso de esto, curso de aquello y bueno, así fue como empezamos a crecer”, narró Yésica.
Yésica tiene 32 años y recuerda que, cuando tenía 12, su padre comenzó a comprar tambores hasta que tuvieron la posibilidad de construir la sala de extracción, luego compraron la cremadora y la envasadora.
Su padre y hermano, hoy trabajan en las colmenas, mientras que Yésica recibe los cuadros y se ocupa de la «estacción» de la miel. Actualmente, Colmenares Royesol cosecha entre 300 y 400 tambores de 300 kilos cada uno, y entre 150 y 200 tambores para fraccionar por año.
Producen y venden «jalea real», «Polen», jarábes de propóleo, ungüentos de propóleo, jabón de propóleo, miel liquida, cremosa y sólida además de todos los derivados de la miel, incluso en cosmética. Se encuentran en calle JUNÍN N°59, con el negocio donde se pueden adquirir todos los productos
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